Podría haber una razón. O podría no haberla. En este momento el génesis parece falto de importancia. Es una memoria arrinconada en el espacio básico de nuestro intelecto. Podría haber una razón. O podría no haberla. No pienso ya escribirte palabras de deseo cuando lo que realmente deseo es que a las palabras se las lleve el viento. Que se vayan los momentos de escribirte por largas horas. Que se retiren sin mirar atrás las tardes de agonía esperando tu llamada. Lo que quiero es que los días nos encuentren desnudos sobre la misma cama. Que la luna bañe nuestros cuerpos mientras nos hacemos el amor en la azotea de tu departamento. Que me dejes tocarte por debajo de la falda mientras jugamos billar en un bar a medianoche. Podría haber una razón. O podría no haberla. La verdad es que las experiencias que compartimos siempre serán insuficientes. Simplemente porque siempre nos la pasaremos queriendo uno mas del otro.
b)
Se me acabaron los versos mujer. Se me escaparon las palabras que siempre fueron rehenes de tu recuerdo. No hay más líneas dedicadas a tu imagen. No hablaremos más del deseo que nos provocan las curvaturas pronunciadas de tu cuerpo moreno. Se quedan en blanco las hojas, se queda sin usar la pluma fuente. Se me acabaron los versos mujer. Se me acabaron. En las noches de luna llena no me queda nada de poeta, bien lo sabes. Tan solo me quedan estas manos para despojarte de todas las ropas. Me queda la lengua para adorarte por dentro. Me queda el pelo para que pierdas en el tus dedos mientras te complazco. No me quedan más versos mujer. Me quedan los brazos para cargarte mientras te descuelgas de mis hombros. Me quedan las piernas para sostenerte mientras te recargo al vidrio de la ventana del motel. Me quedan estos dientes para morder tu cuello mientas te escucho gritar de placer. Se me acabaron los veros mujer. Se me acabaron. Me quedan estas caderas para sentir tus piernas mientras te sientas encima de mí. Me queda este pecho para que entierres tus unas mientras me cabalgas furiosa. Me quedan estos ojos para admirar tu pelo rizado que te cae sobre el rostro mientras te vienes sobre de mi. Se me acabaron los versos mujer. Se me acabaron. Me quedan las rodillas para hincarme y tomarte desde atrás. Me queda la boca para decir tu nombre tres veces y llamarte cabrona veinte veces mas. Me quedan los dedos para demostrarte que para una doble penetración no necesitas ni siquiera de dos hombres. Se me acabaron los versos mujer. Se me acabaron. Me quedan los oídos para escuchar tus gritos de orgasmo –la cachonda forma que tienes de repetir una y otra vez mi nombre- Me queda el orgasmo para bañar tu piel morena de blanco éxtasis. Me queda todo el cuerpo para acariciar el tuyo y esperar que el sueño nos venza. Se me acabaron los versos mujer. Se me acabaron.
c)
Y si, dejándome de tantas chingaderas y metáforas simplemente te pidiera el culo... ¿me lo darías?
-Ivanovishito-
6 comments:
jajajajaj al grano queridisimo ivanivish! apuesto a que te dira ¡pense que nunca lo dirias!
abracito!
Eso, chingao!!! Duro y a la cabeza... bueno, más abajo... jeje.
Saludos, mi estimado.
Por cierto, fui a su tierra, al palenque, a ver a Vicente Fernández. ¿Así o más naco?
que intenso!
iba muy romantico/sensual... el final... ay!
ivanovishhhhhhh, jajaja me encanta como puedes pasar de super romantico a super peladote!!! es genial!! ... asi eres para todo? te imagino que asi te vas de lo super lindo a lo super pervertido jejeje
-Andrea-
tu en tu carro portandote mal con mi regalo delante de mi puede haber algo mas sexy?
.........wow......
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